El último tilacino fue filmado y
fotografiado con vida en el año 1933, mientras deambulaba en el interior de su
jaula en el zoológico de Hobart, en Tasmania. Tres años después, este último especie moriría por una irresponsabilidad de sus cuidadores ya que olvidaron cerrar la jaula en que
dormía y el animal murió de frío.
A pesar de su forma de lobo y su pelaje
atigrado, su procedencia nada tenía que ver con cánidos o felinos. Se trataba
de un extraño caso de marsupial carnívoro, con unas mandíbulas realmente
asombrosas, capaces de abrirse hasta un ángulo de 120 grados.

El tilacino, o tigre de Tasmania, fue
declarado extinto en 1986, una vez transcurridos los 50 años sin pruebas de
vida que exige la comunidad científica. Aún así, muchos curiosos y turistas
aseguran haberse topado con un tilacino desde entonces
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